Recuerdos...

     Hoy es un día nublado en la universidad. La lluvía cae como gotas de cristal tan majestuosa. Entre cada sorbo de café dejo volar la imaginación, mientras admiro el bello paisaje que diviso a lo lejos... ¡Ah! Quisiera tantas cosas en este momento, pero más deseo un beso de aquellos labios inocentes que un día me besaron. Aquel calor en mi regazo, aquella compañía que ya no está; tan solo quedó el recuerdo, y, el vacío de su sombra no acompañan mis pasos.



     ¿En qué momento pasó todo? Si hace unos días reíamos y caminábamos juntos a orillas de la playa, ¿Será que estoy soñando?-si lo estoy despiértenme, porque no creo que esta sea mi realidad- y si es mi realidad qué triste, porque sentado en los bancos de este cafetín, entre sorbos de café, yace un hombre abandonado a la suerte de sus pensamientos. El cual ama, vive, sueña, pero no tiene a alguien a su lado. 

     Su imagen sigue grabada en mi mente, pareciera que estuviera aquí a mi lado y me regalara una abarcadora sonrisa. Me mostrara su reluciente dentadura incitándome a que la bese... Y al instante es real, la beso apasionadamente, siento el calor de sus suaves labios ¡Ah! La cubro con mis brazos como quien cuida algo muy preciado. Percibo el aroma de sus cabellos y huele a esa exquisita combinación de vainilla con caramelo... Sí, lleva el perfume que le regalé, el cual me obliga a seguir abrazado a ella llenándola de muchos mimos.

     Abro los ojos y noto que todo fue un sueño. La lluvia sigue cayendo, el sonido de su caída me relaja, me hace seguir ensimismado en mis pensamientos. Pestañeo, vuelvo a mirar hacia el horizonte y me pregunto: ¿Será que estoy delirando?, la vocecilla en mi interior me dice que no, que nada ha cambiado y que todo sigue igual. ¿Por qué no estás aquí? ¿Será que aún me extrañas? 

     Si estuvieras aquí te diría que aún te sigo amando, que no he podido olvidar tus besos, que aquel joven que se enamoró de ti un día sigue embobado con tu belleza. Pero ¿A quién se lo digo? ¿Al aire? ¿Al bello paisaje? Si ni siquiera soy capaz de decírselo de frente, con miedo a que me rechace o que ya alguien haya ocupado el vacío que dejé... 

     Decido levantarme del banquillo en donde estaba sentado, voy a ir a algún lugar, pero ¿A dónde?-No sé- salgo del cafetín respirando el aroma del césped húmedo, extiendo mis brazos para recibir las gotas minúsculas de agua que caen por mi cuerpo. Le doy gracias a Dios por seguir con vida, por ser quien soy, por lo poco que tengo y por lo mucho que tendré.

     Camino a paso firme pensando qué decir o hacer cuando esté en frente de ella. La lluvia empapa mi ropa, pero no me importa, bajo la lluvia camina este hombre decidido a verte. Mi corazón palpita en mi pecho, siento que vuelve a latir con más fuerzas, mis manos un poco temblorosas dejan entrever que aún te sigo amando.

      
     Estoy al frente de su casa en medio de la calle, alzo la vista hacia el cielo, dejo que la lluvia roce mi cara... En ese momento de redención veo hacia al frente, ella está parada en la puerta observándome, su mirada y la mía se miran fijamente, aún veo el amor en sus ojos e igual intuyo que ella puede percibirlo en los míos.

     Sin pronunciar palabra alguna avanza hacia mí y me estrecha en sus brazos, envolviéndome en el calor de sus labios. Bajo la lluvia renace este amor de las cenizas como el Fénix. Me abraza de la emoción, comienza a llorar y yo le digo: "tranquila amor, volví para quedarme y no dejarte ir". Acto seguido me calla con sus besos y así me garantiza que opina también lo mismo.

     Hay que atreverse a decir lo que se siente, nunca se sabe si tal vez nos acepten. Puede que quizás te vaya bien si le expresas tus sentimientos a esa persona... Aquí estoy yo, en medio de la calle, bajo la lluvia, abrazado con el único amor de mi vida, perdonando y abriéndome paso al AMOR.

 

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