Cosas que pasan...

El teléfono es una herramienta que permite la comunicación entre los individuos, así esten a distancia, es indispensable en la cotidianidad del ser humano. Pero, ¿Qué pasa cuando se abusa demasiado de él? Pues, poco a poco, se va perdiendo la comunicación retroalimentativa con las personas de nuestro entorno. 

Diariamente cuando entro en el aula de clases doy los buenos días y nadie me responde, si acaso dos o tres personas de treinta alumnos que asisten diarimente a la universidad. ¿Por qué no responden educadamente? Pues, estan sumergidos en sus teléfonos inteligentes y van perdiendo poco a poco los modales inculcados en casa y con ellos, la comunicación.

Si vas en el autobús y ves por la ventana, vas a ver a un sinfín de personas escribiendo y hablando por el celular. Transeúntes caminando por el rayado mirando el teléfono, y, muchos ni se dan cuenta si el semáforo esta en rojo o en verde. Luego después dicen: "Por qué pasan los accidentes..." 

Lo mismo sucede con los integrantes de una familia, los cuales estan sentados alrededor de la mesa, no hay comunicación entre los padres y los hijos, ya que estos estan pendientes del celular y no de las acontecimientos que ocurrieron en el día para comunicárselos a sus padres.

Algo similar sucede con el uso indebido de las redes sociales, las cuales son medios de comunicación, no  de otra cosa. Lamentablemente vemos jóvenes que no llegan a los 14 años, mostrando lo poco que tienen para su corta edad. Son innumerables las fotos que publican en Facebook rayando en lo vulgar. Ni hablar de la ortografía, la cual presenta fallas, supresiones indebidas y expresiones vulgares...

Las redes sociales y los aparatos tecnológicos son para usarse con conciencia. Hay que pensar muy bien lo que se va a decir o publicar. No hay que dejar de un lado la comunicación con las personas de nuestro entorno.

 

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