Mi viejo, mí querido viejo
Mi viejo, mí querido viejo. Sus manos
muestran los signos de los años vividos y el trabajo arduo del día a día. Sus
canas son destellos plateados que ornamentan su cabellera, dándole ese toque de
sabiduría. Su voz protectora inspira confianza y se muestra cariñosa cuando
dice: “Hijo mío, ¡Dios te bendiga! A lo que yo le respondo: “Amén padre
querido, ¡Bendígame toda la vida!
Quisiera que el tiempo y los años te
devuelvan aquello perdido, que le dé alivio a tus sienes cansadas, y, borre las
huellas de tus manos que con tanto ahínco labraron la tierra. Que la brisa roce
tu cara, te susurre al oído cosas hermosas, acaricie tu pálida frente y te
regale en el aire su perfume de rosas… Padre, elevo mi voz para que me escuches
y la “gran muralla” que es la distancia no impida nuestro encuentro. Ojalá
puedas recibir el llanto agradecido de este hijo que te extraña tanto.
Gracias a Dios por haber tenido un padre,
a un ser maravilloso que junto a mi madre me dieron la vida. A pesar de que no
vivamos juntos, padre querido, te llevo siempre presente en mi mente. Las
lágrimas corren por mis mejillas y en mi pecho late el corazón intensamente.
Las oraciones a diario son las letanías en las cuales le ruego a Dios para que
no te aparte de mi vida.
Agradecidos debemos estar por tener a un
padre, a alguien en quien podamos confiar y abrazar cuando estamos tristes…
valoren el cariño de sus padres y el de sus madres, ya que ellas a veces les
tocan ejercer el rol paterno en el hogar. Ahora que están vivos no pierdan la
valiosa oportunidad de demostrarle su cariño, ya que el tiempo transcurre
muy rápido frente a nuestros ojos. ¡Feliz Día del Padre! ¡Feliz Día Papá!
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