Carta para mi amada



Querida amada:

     Hola, ¿Cómo estás? Espero que te encuentres bien, no aguanto estar un día más sin el calor de tu cuerpo y las caricias tiernas que me despiertan en cada mañana. Afuera llueve, escucho la lluvia caer, y, me dejo sumergir en un mundo fantástico en el cual estamos los dos; tú y yo, cual frío y calor.

     Son las dos de la mañana, estoy sentado en el sofá escribiendo esta carta para ti. Sé que debes extrañarme mucho en España al igual que yo. El sábado que pasó había puesto todas las esperanzas de volverte a ver, pero comprendo que tu abuela se siente mal de salud. Aquí te espero amor mío para llenarte de besos y caricias…

     Recuerdo aquella noche que cenamos juntos, la comida te quedó deliciosa. Algunas burbujas de champán, la música lenta y el vaivén de nuestros cuerpos, conllevaron a nuestro primer encuentro. Un festín de caricias, besos y abrazos. Tus dedos jugueteando con mi cabello y mis manos, un poco temblorosas, bajaban despacio la cremallera de tu vestido… Tu cuerpo quedó desnudo frente a mis ojos y nuestras miradas fugaces revelaron el siguiente paso que conllevaría a nuestro encuentro amoroso ¡Ah! No sabes cuánto deseo que ese encuentro se vuelva a repetir…

     “Ella, la dueña de esa mirada; la que pedía que degastara sus labios con mis besos…” ¿Recuerdas este verso? ¡Claro que debes recordarlo! Lo compuse especialmente para ti. A tu vuelta verás muchos más que deseo mostrarte.

     Amor, esperaré con ansias a que respondas mi carta y te llene de júbilo al momento de leer estas líneas que salen de lo más profundo de mi corazón. Espero que las lágrimas no empañen tu rostro y la tristeza no sea el sabor amargo de tu paladar. Que tu rostro se ilumine con destellos de felicidad y el rubor de tus pómulos sea el color que dé vida a tu rostro angelical.

     Cariño sin más que decirte, quien se despide, tu loco amante enamorado.




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