Un Ídolo Inolvidable
Nunca
llegué a conocerlo en persona, solamente escuchaba sus canciones e
incluso aún adulto las sigo escuchando. Mi infancia transcurrió en jugar y
tararear las canciones de Alberto Aguilera Valadez, mejor dicho, Juan Gabriel.
Muchos al igual que yo, crecimos con sus canciones, comprábamos los discos y le
subíamos el volumen a la radio para oír sus temas. Abrázame
muy fuerte, Hasta que te conocí, No tengo dinero, Yo te recuerdo, entre otras muchas más, fueron letras que nos
hicieron reír, llorar, amar, perdonar, cantar y soñar. Sí, imaginar que lo que
uno desea sí se puede hacer realidad. Que a pesar de los obstáculos de la vida,
Dios nos tiene grandes planes.
Que suenen las cuerdas de la guitarra y la
melodía sublime del violín para despedir tu alma. Alberto, el cielo te abrió
sus puertas por ser una persona generosa y con mucha humildad. Canta Juan
Gabriel, canta, ya que el escenario perfecto es el edén del Señor, con sus impolutas
nubes, el vuelo de las palomas blancas, el canto de sus ángeles, y el luminoso
sol. Yo quiero agradecerte a ti todo lo que me has dado. Cuando miremos hacia
el cielo, por cada estrella que aparezca, son los “Te quiero” que dedicamos a
nuestros seres queridos gracias a tus letras… Adiós, Juan Gabriel.
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