Se acabó el amor...

     Son las tres de la mañana, la habitación está lóbrega y silenciosa. La cama está gélida, falta el calor de otra persona; en el otro extremo está ella tratando de dormir, pero no puede porque sus pensamientos no dejan de atormentarla. Enciende la lámpara de la cómoda y vuelve a revisar el celular. Nada, ni una llamada, mucho menos un mensaje. Ha llamado a su esposo unas veinte veces y no contesta, pareciera que el teléfono lo tuviera apagado o fuera de cobertura. Camila sabe que su esposo está con otra mujer, pero no quiere aceptarlo, no soporta la idea de que él le está siendo infiel.

     "Cuando llegarás Rubén..."

     Comienza a recordar todos los momentos bonitos y agradables que ha vivido al lado de su esposo. El día de su aniversario él la sorprendió decorando el cuarto con pétalos de rosas, las cuales utilizó para recorrer su cuerpo. Esa noche avivaron las llamas de la pasión y el deseo... Al instante esa escena se desvanece de su mente por una cortina de humo, su mirada dulcificada por la luz de la lámpara se torna malévola. "Seguro en este momento le estarás haciendo lo mismo a otra mujer...", decía Camila con rabia.

     Al rato escucha que alguien abre la puerta de la casa, era Rubén que venía algo tomado. Cuando entra al cuarto ella comienza a reclamarle. Él trata de calmarla mientras evade el tema, sabe perfectamente que lo que hizo no estuvo bien. Comienzan a insultarse, a gritarse, parecieran dos extraños discutiendo. Rubén no se atreve a alzarle la mano, jamás se perdonaría si algún día llegara a lastimarla. Camila con mucha tristeza deja brotar de sus labios lo que nunca en la vida pensó decir: "quiero el divorcio".

     Por un breve instante reina el silencio en el cuarto, los dos están perplejos, no saben qué hacer o decir... De pronto, Rubén afanado empieza a guardar su ropa en la maleta, mientras ella solloza en la cama. Al finalizar su  tarea, con la mirada melancólica, el hombre se despide de Camila diciéndole: "Si quieres el divorcio yo no me pienso oponer, mañana mismo te haré llegar los documentos. Adiós...", salió de la habitación conteniendo el llanto. 

     "Adiós Rubén, no quiero volverte a ver...", dijo la mujer para sí misma. 

     Cuando comienzan las peleas, se pierde la confianza y se abre paso a la arrogancia sin saber la dura paga, es cuando se acaba el amor. Cuando se vive esa escena muy temida por las parejas en donde se insultan, gritan, es cuando se acaba el amor. Cuando se dejan de decir los "te amo", de dar abrazos calurosos y besos románticos, es cuando se acaba el amor. Cuando la mirada enamorada se pierde, no hay más detalles en la pareja ni deseo por estar juntos, es cuando se acaba el amor...

     Después que se ha roto el vaso de cristal, ya no se puede reparar... No pretendamos creer que amar a dos personas a la vez no le pueda hacer daño a los tres.




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