Presunta Inocencia II

     En su cama, estremeciéndose yacía el Sr. Smith, estrujaba las sábanas como producto de una fuerte pesadilla. Soñaba que una sombra entraba por la ventana y lo veía dormir, al sentir su presencia abría los ojos y la negrura le daba un tiro en la frente. Henry despertó asustado, gritando como loco, las terribles pesadillas y alucinaciones dominaban su mente a su antojo. Se levantó de la cama, observó por el ventanal que el señor James salía de su casa, sintió la necesidad de invadir su propiedad y descubrir lo que ocultaba. Esperó a que se alejara en su vehículo y bajó rápidamente para llegar a la vivienda.

     Recorrió la residencia hasta dirigirse a la parte trasera del patio, de manera ingeniosa logró abrir la puerta y se dispuso a entrar. La sala, la cocina y el comedor le parecieron escalofriantes; las paredes pintadas de un tenue blanco y gris soso daban aspecto de misterio. Del techo pendía una lámpara algo oxidada, con una que otra telaraña, se notaba que la limpieza no era el punto fuerte del señor James; como tampoco la decoración, con aquellos cuadros de personajes dantescos de miradas inquisidoras... parecía que observaban todo a su alrededor. 

     Subió los peldaños de la escalera de madera, los cuales rechinaban con sus pisadas. Se encontró con un pasillo angosto, bajo sus pies la enmarañada alfombra parecía cobrar vida; una serpiente recorría todo el tapiz con su cuerpo, y por si fuera poco, la cabeza se escondía entre unas hojas a su alrededor, solamente dejaba al descubierto sus brillantes ojos. La primera habitación no tenía nada extraño, al final del pasillo había una puerta un poco tenebrosa que parecía desentonar con la decoración del lugar. giró la manecilla, encendió la luz y...

     "¡Dios mío! ¿Qué es esto? ", expresó el hombre llevándose ambas manos a la boca. En aquel cuarto estaba el infierno frente a sus ojos... Henry sintió palidecer un poco, su cabeza daba vueltas, comenzó a dolerle como si le estuvieran lanzando innumerables saetas. Había una pared que se erigía frente a sus ojos con fotos de su mujer y en algunas salía él de paseo con ella. En un rincón había varias armas, velas, candelabros, muñecos de vudú y notas en las cuales decía: "Muérete Henry Smith"; "Matar al señor Smith"; "Matar a su perra esposa". 

     El pobre estaba a punto de desmayarse, salió bruscamente del cuarto, casi sofocado, disponiéndose a bajar el primer peldaño, cuando de repente escuchó a su vecino, el señor James Wilson, abrir la puerta... caminó con sigilo hasta la primera habitación, allí se encerró en un armario "¡Coño! ¡No cerré la puerta!", decía a regañadientes. "¿Hay alguien en casa? ¿Quieren venir a jugar?", dijo James a carcajadas. El pobre Henry escuchó los pasos subir las escaleras, acercarse, el crujir de la madera, el susurro del tapiz... ¡Tapiz infeliz! ¿Acaso sí tenía vida propia? ¿Le habrá contado a James que tenía un intruso en su casa? 

     "¡Vamos condenado! ¡Sal de donde estés coño!", gruñía el hombre mientras revisaba las habitaciones. "Se me agota la paciencia, sé que eres tú Henry..." Al decir esto abrió la puerta del armario apuntándole con una pistola. "¡Por favor James! ¡No dispares!", suplicaba el señor Smith atemorizado. El señor Wilson le regaló una sonrisa burlona, accionó el gatillo que disparó un dardo que puso a dormir al pobre infeliz... "Shhh... es hora de dormir Henry, nadie te mandó a entrar a mi casa..." James arrastraba el cuerpo del hombre hasta el cuarto del infierno.


Continuará...

Comentarios

Entradas populares