Yo puedo...

     1, 2, 3... otro paso que no me sale bien, lo intento, pero no logro concentrarme. 4, 5, 6... siento como si flotara en medio del escenario, parezco un ave que recorre los cielos, extiende sus esplendorosas alas y siente la caricia del viento sobre la cara. El aroma de las rosas invade mis sentidos, me recuerda momentos gratos de mi niñez, y uno que otro amorío en la adolescencia. De pronto, ese paisaje se nubla, todo es lóbrego, camino desorientada tratando de hallar a esa persona... ¿a quién? ¿a quién busco con tanto afán? Camino y no logro distinguir su rostro en la oscuridad, la cortina de humo que me envuelve me impide hallarlo...

     Mi cuerpo está herido, siento punzadas terribles como saetas de fuego que me desgarran la piel; un calor intenso recorre mis venas como bajel que navega por el mar. No tengo fuerzas, me siento débil, el peso sobre mi espalda no me deja caminar. Quisiera gritar, pero mi voz está un poco apagada; quisiera darle alivio a mis sienes cansadas y no llorar a cántaros por estar pensando en el descenso de mi alma penosa por el temible tártaro. 

     Bailo de puntillas, cuando me quito las zapatillas los dedos me sangran con un rojo carmesí, el dolor es gratificante, demuestra todo el esfuerzo que le he puesto a la coreografía... pero me falta él; me falta mi superhéroe. Me falta ese partner que me tome en sus brazos y me eleve hacia el cielo; ese compañero que guíe mis pasos y me acompañe a dibujar en  el escenario el símbolo de nuestro amor... ¿en dónde estás, amor mío? ¿acaso no te das cuenta de que te necesito? Aveces la súper mujer necesita a su superhéroe...

     Ven, toma mi mano, acompáñame cariño hasta el fin del mundo. Llévame contigo hasta la cima del cielo, aférrate a mis manos para cumplir nuestros deseos y fundirnos en uno solo en la hoguera de este amor. Todo me da vueltas, desciendo por un túnel de colores llamativos que poco a poco van opacándose. Al instante, me encuentro al borde de un abismo, cuando estoy a punto de caer al vacío una mano con fuerza me sostiene... es él, mi superhéroe que viene a rescatarme. Cuando ya estoy fuera de peligro me sostiene entre sus brazos fornidos envolviéndome en su exquisita fragancia, y me dice al oído que ya no me dejará más nunca sola...

     Aquí estamos los dos en medio de la tarima, acompañándonos mutuamente en este baile. Él guía mis pasos, me da varias vueltas y me sostiene entre sus brazos en cada cargada. Parecemos una pareja enamorada que ejecuta un bello adagio. Ahora esta ave renace de las cenizas como el Ave Fénix, extendiendo sus alas para exhibir su flamante plumaje. Ya no hay oscuridad, la luz apareció llenando mi vida de muchos colores. Ya mi cuerpo no se siente débil, está vigoroso, sano, fuerte... mi alma tiene más ganas de vivir, mi corazón más ganas de latir. 

     Yo puedo, yo puedo... ¡Claro que sí puedo! La terrible enfermedad se fue y con ella toda esa carga negativa. La vida es bella, hay que tener una sonrisa siempre en el rostro; a pesar de los obstáculos y lo difícil que pueda ser, tenemos que ser felices... tenemos que aprender a ser FELIZ. 1, 2, 3... La danza es mi vida. 4, 5, 6... El baile es mi pasión.

Para mi amiga Oriana Martínez

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