Líneas cruzadas...
La lóbrega noche estaba cargada de un aire gélido, en el cielo densos nubarrones grises, casi negros, ocultaban la diáfana luz de la luna; a su vez trajeron consigo una fuerte lluvia que hacía estremecer las ramas de los árboles, y el verde follaje negruzco se camuflaba con la oscuridad nocturna. El agua chorreaba por el tejado dando la sensación de estar al lado de una inmensa catarata.
Los amplios ventanales del cuarto estaban abiertos, la blanca cortina de seda flotaba en el aire dibujando figuras fantasmagóricas, y las ramas de los arbustos creaban siluetas famélicas a través de la tela. Desperté sobresaltado por un trueno que iluminó la habitación completa. Miré la hora, el reloj marcaba las 3:00 AM, tiritando de frío salí de la cama para cerrar las ventanas. En ese momento un relámpago proyectó la sombra de las ramas como el cuerpo de un gran espectro. debo confesar que salí corriendo otra vez a la cama muerto de miedo. "Duérmete, esta lluvia pasará pronto...", dije en voz alta castañeteando los dientes.
En ese instante sonó el teléfono de la sala "¿Quién estará llamando a esta hora?", me pregunté. Dejé que sonara, no contesté. Al segundo repique salí a regañadientes del cuarto, encendí la luz de la sala y descolgué el auricular...
En ese instante sonó el teléfono de la sala "¿Quién estará llamando a esta hora?", me pregunté. Dejé que sonara, no contesté. Al segundo repique salí a regañadientes del cuarto, encendí la luz de la sala y descolgué el auricular...
— ¿Hola? ¿Con quién hablo?
—Aló, ¿es el 911? ¡Ayúdeme! Es una emergencia, por favor...
—Disculpe, este no es el número de Emergencias ¿Qué le sucede?
—Hay un hombre que me siguió desde un bar hasta mi casa, está golpeando la puerta y no se quiere ir... por favor llame a la policía, temo por mi vida...
—Señorita, cálmese ¿Tiene cerrada bien la puerta?
—Sí, pero no deja de golpearla. Además lleva un cuchillo encima, por lo que más quiera ayúdeme.
—Dígame la dirección de su casa para ponerme en contacto con la policía.
—5ta avenida con calle Louis, casa Nº 38... llame pronto.
De manera abrupta colgó el teléfono.
Efectivamente me puse en contacto con la policía y le expliqué la situación, al principio no me creyeron, pero después se dieron cuenta de que no bromeaba. Después de hablar con ellos estaba inquieto frente al teléfono esperando a que repicara de nuevo; por alguna extraña razón quería ayudar a esa pobre mujer... De pronto se escuchó el sonido del teléfono "Rin, rin", descolgué el auricular y era ella, la joven desesperada que me pidió ayuda. Su voz en susurros, casi audible, dejaba entrever muestras de temor.
—Señorita ya llamé a las autoridades, ya van para su casa, ¿Si es esa la dirección que me dio? ¿no?
—Sí, esa es la dirección, espero que lleguen cuanto antes. Estoy encerrada en el cuarto, ese hombre logró abrir la puerta de la casa... ese desgraciado viene a matarme.
Cuando estaba a punto de responderle escuché un fuerte golpe, el hombre logró abrir la puerta. La joven comenzó a gritar desesperada "¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Alguien que me ayude!", aquellos gritos eran desgarradores; más espeluznante fue el golpe seco que se escuchó luego. Como por arte de magia la mujer dejó de gritar. Del otro lado de la línea se escuchaba la respiración desesperada de una persona. Con una voz gruesa, tenebrosa y pausada, mi interlocutor dijo: "Nadie te mandó a contestar el teléfono, ahora voy por ti...".
"Pu, pu, pu...", la llamada se cayó de repente y un aire gélido corrió por mi espina dorsal. Inmediatamente dejé caer el auricular preso del miedo. Subí a tientas por las escaleras, todavía seguía lloviendo y cada cinco minutos un relámpago iluminaba la casa. La habitación seguía oscura, con su silencio monótono y... en ese momento me fijé en las ventanas que estaban abiertas ¿Ya no las había cerrado anteriormente? Por alguna extraña razón se abrieron. Dispuesto a cerrarlas veo la figura de un hombre corpulento en la calle, su cara cadavérica con ojos de malicia se asomaba detrás de la verja de hierro. En las manos sostenía algo abultado que goteaba a cada rato; era la cabeza decapitada de la pobre mujer...
Con todas mis fuerzas cerré de golpe las ventanas, corrí directo a la cama y me arropé tapándome la cara para no ver nada. Escuché un ruido en la sala, unos pasos subir las escaleras, y la respiración desmesurada de mi asesino delante de mí... "Prepárate para morir..."
Desperté angustiado, gritaba como loco ¡Sálvenme! ¡Ayuda! Tenía la frente perlada por el sudor, la camisa casi empapada, miré la hora y eran las 3:00 AM. En ese momento comenzó a sonar el teléfono....
"Rin, rin, rin...", el teléfono está sonando de madrugada ¿Serías capaz de contestar la llamada?
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